Publicado en la Revista Tiempo y Espacio. No 64. Julio-Diciembre, 2015.
Depósito Legal pp198402DC2832. ISSN: 1315-9496.
FORTIFICACIÓN Y DEFENSA DE LA BARRA DE MARACAIBO EN LA PROVINCIA DE MÉRIDA
FORTIFICACIÓN Y DEFENSA DE LA BARRA DE MARACAIBO EN LA PROVINCIA DE MÉRIDA
Fortification and defence
Maracaibo bar in the province of Merida
Ebert Cardoza Sáez
Licenciado en Historia (Universidad de Los Andes), Magíster
en Ciencias Políticas (Centro de Estudios Políticos y Sociales
de América Latina, ULA), Doctor en Historia (UCV).
Profesor (Asociado) de la Escuela de Historia (ULA).
Investigador adscrito al Centro de Estudios Históricos
Carlos Emilio Muñoz Oráa, Miembro del Grupo de
Investigación Histórica de Regiones Americanas (GIHRA),
autor de artículos sobre Historia Militar en revistas
especializadas. Correo electrónico: ebertcar4@gmail.com.
Recibido: 17/07/2014
Aprobado: 18/08/2014
Resumen: Durante los siglos de la dominación española en América, la fortificación
y defensa de las Colonias de ultramar fue una de las tareas más apremiantes de la
Corona, cuyo objetivo fundamental era resguardar los dominios adquiridos de las
constantes incursiones de piratas y corsarios, así como de mantener a raya las frecuentes
insurrecciones étnico-sociales en los territorios aquende le Mar Océano. A fines del
siglo XVI y comienzos del XVII, la “Llave” ubicada en la boca (o Barra) del Lago de
Maracaibo, mirando al Caribe, hasta el puerto de San Antonio de Gibraltar, como
Llave lacustre de la Provincia de Mérida y La Grita, era la posición defensiva más
importante de una pujante y promisoria región interrelacionada en la frontera entre
el Nuevo Reino de Granada y la Provincia de Venezuela, lo cual despertó la codicia
de piratas mercenarios, por un lado, y corsarios al servicio de las potencias enemigas
de España, por otro. En esta ponencia, se intenta una aproximación al estudio de las
labores emprendidas por la Corona española en la fortificación y defensa de la Barra
de Maracaibo, como uno de los puntos claves del dominio marítimo en el complejo
tablero del sistema defensivo español del Caribe venezolano.
Palabras claves: historia naval, fortificación y defensa, Provincia de Mérida, Maracaibo.
Abstract: During the centuries of Spanish domination in America, fortification and
defense of the colonies overseas was one of the most pressing tasks of the Crown,
whose main objective was to protect the domains purchased from the constant raids
by pirates and privateers, as well as hold off the frequent ethno-social uprisings in
the Ocean Sea territories aquende him. In the late sixteenth and early seventeenth
century, the “Key” located at the mouth (or bar) of Lake Maracaibo, overlooking the
Caribbean, to the port of San Antonio de Gibraltar, as lakeside Key of Merida and
The Province Shout, was the most important defensive position of a thriving and
promising inter-region on the border between the New Kingdom of Granada and
the Province of Venezuela, which aroused the greed of mercenary pirates, on one
hand, and privateers in the service of the powers enemy of Spain, on the other. In
this paper, an approach to the study of the work undertaken by the Spanish Crown
in the fortification and defense of the Maracaibo Bar as one of the key points of
the maritime domain in the complex defensive system board Spanish Venezuelan
Caribbean is attempted.
Key words: naval history, fortification and defense, Province of Mérida, Maracaibo.
Un aspecto de significativa importancia en el estudio de las instituciones
militares es precisar el espacio geográfico donde se articulan sus componentes
en su existencia histórica concreta. Entre los parámetros esgrimidos por
Cardozo Galué sobre la región histórica señala es el espacio habitado, local o
regional, demuestra un movimiento dialéctico y, como tal, es histórico: espacio
del hombre para el hombre que lo transforma.1
Desde la ciudad de Mérida se emprendió un proceso de expansión
territorial regional, producto de las penetraciones por colonizadores
espontáneos de la región de Los Andes en las tierras ribereñas del Lago de
Maracaibo y de sectores de los Llanos, que se expresaron en aparentemente
anómalas presencias culturales de tierras altas en zonas bajas2. Sin embargo, al
1
2
Germán Cardozo Galué. “La región histórica, reflexiones para su estudio”. En Boletín de la
Academia Nacional de la Historia. Caracas (Venezuela), 2006, julio-septiembre, n. 355: 9
Pedro Cunill Grau. “La región histórica en Venezuela”. En Boletín de la Academia Nacional
de la Historia. Caracas (Venezuela), julio-septiembre, 2006, n. 355: 54
definir la región histórica existe un total, o al menos una clara desatención, del
factor militar como ente articulador de los espacios territoriales.3 Al respecto,
Cunill Grau considera que
Los tiempos difíciles, épocas revolucionarias de diversa magnitud y/o
eventos signados por la geografía de la catástrofe natural y cultural,
desajustan expresiones regionales tradicionales. En el primer caso se
puede tomar como un ejemplo relevante lo acontecido en el período
de la Emancipación, cuando los paisajes regionales y subregionales
venezolanos sufrieron profundas transformaciones. Las secuencias
temporales de la guerra durante la ocupación del territorio de las diversas
subregiones, microrregiones, e incluso regiones, incidieron en cambios
en la composición y distribución de la población, usos del suelo,
tenencia de la tierra, tipos de poblamiento, jerarquías y redes urbanas,
modos de vida, exportación y explotación de recursos agropecuarios,
circulación caminera y fluvial4.
Además, junto al agotamiento en el uso del suelo en sus modalidades
tradicionales, el surgimiento de nuevos paisajes micro regional y subregional
organizado transitoriamente en medio de la confrontación bélica, tanto para
el abastecimiento de las tropas como para el refugio de las guerrillas. En dicho
contexto insinuamos algunos aspectos de esta expoliación y su incidencia en
los cambios paisajísticos al nivel de las regiones de la Cordillera de la Costa,
Andes y Llanos5.
Cabe aclarar al respecto que la organización espacial en el contexto
de la guerra no sólo era para el abastecimiento de las tropas o para el refugio
de las guerrillas, sino para un mejor aprovechamiento de la población en los
3
En su reciente publicación, el historiador Luis Ramírez Méndez enfatizó que, ciertamente,
los cambios político administrativos experimentados en la Ciudad de Mérida fueron el
resultado de la función militar esgrimida por las autoridades gubernamentales ibéricas, a fin
de garantizar la seguridad interna y externa de la región histórica merideña. Sin embargo,
es preciso aclarar que dicha función abarcó y generó cambios en un periodo más allá de los
siglos XVI Y XVII, para adentrarse en el XVIII y XIX. (Cf. Luis Ramírez Méndez. La tierra
prometida del sur del Lago de Maracaibo y la villa y puerto de San Antonio de Gibraltar (Siglos
XVI-XVII). Caracas, Fundación Editorial El perro y la rana, 2010, T. I, p. 75).
Ibídem, p. 65.
Ídem
planes conjuntos de defensa. En la región andina, las constantes incursiones
de corsarios y piratas durante los siglos XVII y XVIII fueron un factor de
cohesión militar entre las microrregiones que conformaron el hinterland
de la región objeto de nuestro estudio. Las Juntas de Guerra jugaron un
papel determinante en el proceso articulador de la defensa de la barra de
Maracaibo con la participación de compañías milicianas de Mérida, La
Grita, Maracaibo, en incluso Trujillo, integrados los dos últimos a la región
andina en lo geográfico, aunque dependientes en lo político-administrativo
de Venezuela. Ello significa que en el aspecto militar, referido a los planes
defensivos, la región andina era una especie de bisagra entre Caracas y Santa
Fe de Bogotá.
El sistema defensivo en la región andina se articuló dentro de un
determinado circuito comercial interconectado en una red de rutas comprendida
en el eje Maracaibo-Mérida, lo cual circunscribe el radio de acción a una
“región histórica”, más allá de los límites de la noción de “Provincia”, tal como
aparece en las denominaciones oficiales. Por ello, es dable preguntarse si las
demarcaciones político-administrativos respondieron, en el caso de la región
merideña más a necesidades de carácter defensivas que de índole puramente
comercial. De allí el énfasis en dejar claro que
El concepto de ‘región histórica’ es más apropiado que el de ‘provincia’
para la investigación e interpretación del proceso de construcción
nacional; ofrece la posibilidad de desplazarse en la larga duración desde
el mundo aborigen hasta principios del siglo XX (...) Las regiones
históricas, tal como las hemos caracterizado, se correspondieron con
procesos sociales de integración espacial con mayor permanencia en el
tiempo6.
Desde una perspectiva espacial más amplia el área de Venezuela, junto
con Cuba y las costas orientales de Cartagena —Santa Marta y Riohacha—,
representó en su conjunto uno de los focos más vitales del comercio regional de
ciudades como Maracaibo, Mérida y Trujillo, registrándose entre 1610 y 1640
un comercio entre Maracaibo y Cartagena de un 50% del mismo7.
6
7
Germán Cardozo Galué. Ob. Cit. p.p. 12-13
Antonio Vidal Ortega. Cartagena de Indias y la Región Histórica del Caribe. Sevilla, Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, Universidad de Sevilla, 2002, p. 194.
El puerto de Maracaibo y el de Somocoro, situado en el lago, fueron
puntos de salida de productos de la propia Nueva Granada; sobre todo
de las harinas de las jurisdicciones de Mérida y Trujillo, la primera
perteneciente al Nuevo Reino8.
Tomando en cuenta los factores anteriormente expuestos podríamos
afirmar que la articulación entre sistema defensivo y circuito comercial fue
determinante, considerando que Cartagena y Maracaibo eran “Llaves” claves
para la entrada y salida de productos, así como fortificaciones estratégicas
dentro de un cuadro de seguridad y defensa donde participaban activamente
las ciudades de la región andina venezolana. De esa manera, las instituciones
militares de la región se formaron insertas en un teatro de operaciones defensivas
y comerciales estrechamente relacionadas. Más adelante, se abordarán
aspectos relativos a la función militar del gobernador y capitán general de la
Provincia de Mérida y La Grita en las tareas de fortificación y defensa en la
Barra de Maracaibo y su influencia en los cambios político administrativos
experimentados en la región objeto de estudio.
1. Fortificación y defensa de la Barra de Maracaibo
Para comprender las tareas de fortificación y defensa ejecutadas con especial
énfasis en la Barra de Maracaibo, es preciso estudiar la estrategia defensiva del
imperio español durante el siglo dieciocho, frente a la estrategia expansionista
de Inglaterra hacia América. Al respecto, Juan Batista ha planteado que desde
1760 hasta 1790 se desarrolló contra Inglaterra “la gran política Atlántica”9,
en la cual se materializaron una estrategia naval y otra terrestre. La segunda se
concretó en América en una fuerza militar de características particulares y un
complejo sistema defensivo a lo largo de las costas americanas.
Según el mencionado autor la importancia estratégica de las colonias se
intensificó y los espacios marítimos se internacionalizaron. Así pues, el Atlántico
se convirtió a lo largo del siglo XVIII en el teatro de una guerra hispano-británica
y, sobre todo, el litoral americano –incluidas las costas del Pacífico- donde
8
9
Ibídem, p. 195
Al respecto, véase: Juan Batista G. La estrategia española en América durante el siglo de las luces.
Madrid (España): Mapfre, 1992, pp. 16-17.
se establecieron planes defensivos hemisféricos de cierta envergadura. En tal
contexto, Oliverio Cromwell fue el innovador de una política exterior británica
con una estrategia pluricontinental de largo alcance, la primera conocida en la
historia, denominada por Batista como la globalización de la estrategia, obra
de las potencias marítimas: Inglaterra, España, Francia, Portugal y Rusia.10
En esa dirección, afirma Suárez, España concibe la defensa de sus
territorios americanos como un teatro de operaciones contra la agresión
externa, y la de Venezuela en particular, como defensa de sus llaves (Subrayado
del Autor)”. Durante el siglo XVIII, debido a su particular posición geográfica,
las costas venezolanas son una cadena de Llaves estratégicas, entre las cuales se
encuentra la Barra de Maracaibo.
Las principales “llaves del sistema defensivo español en América son:
Cartagena de Indias, llamada ‘llave del Reino del Perú; Cuba, ‘llave del
Nuevo Mundo y Ante Mural de las Indias Occidentales”; y, Puerto Rico,
“Llave de las Antillas”. En el siglo XVIII se batalla por el apoderamiento
de las llaves (...) En el siglo XVIII Venezuela es más que un gran país,
una posición (...) una cadena de posiciones. De llaves (...)
1) Puertos mayores o del gran comercio de exportación con la Metrópoli:
Maracaibo: “Llave del Antemural de Tierra Firme”;
Puerto Cabello “Factoría fortificada de la Costa de Venezuela”; y,
La Guaira: “Frontera de Caracas y Llave de las Provincias de Nueva
Andalucía”.
2) Puertos menores del comercio de Cabotaje: (Cumaná, Guayana, Isla
Margarita e Isla de Trinidad).11
Sin embargo, a fines del siglo XVI y comienzos del XVII, la “Llave”
ubicada en la boca (o Barra) del Lago de Maracaibo, mirando al Caribe, hasta
el puerto de San Antonio de Gibraltar, como Llave lacustre de la Provincia de
Mérida y La Grita, era la posición defensiva más importante de una pujante
y promisoria región interrelacionada en la frontera entre el Nuevo Reino de
Granada y la Provincia de Venezuela, lo cual despertó la codicia de piratas
-
10 Ídem.
-
11 Santiago-Gerardo Suárez. Marina, Milicias y Ejército en lo Colonia. Caracas, TalleresTipográficos de la Caja de Trabajo Penitenciario, 1971.
mercenarios, por un lado, y corsarios al servicio de las potencias enemigas de
España, por otro.
Los ataques de los piratas se iniciaron con el ataque de William Jackson,
corsario inglés que con 11 buques saqueó a Maracaibo en la navidad de
1642. Los ataques piratas no se limitaron a saquear a Maracaibo sino
también a Gibraltar, cuyo comercio rivalizaba con el de Maracaibo, gracias
a que era puerto de salida de la provincia de Mérida y La Grita y que
contaba con fincas de ganado y plantaciones de tabaco. Juan David Nau,
el “Olonnais” (francés) sometió a Maracaibo y Gibraltar a un saqueo que
duró más de dos meses en 1665. Al año siguiente, Miguel (Maristegui)
El Vascongado (francés), tomó por sorpresa a Maracaibo saqueándolo
nuevamente. En 1669, Henry Morgan (inglés) volvió a saquear las
ciudades de Maracaibo y Gibraltar. Y en 1680 el capitán Granmont,
francés, se hizo dueño de toda la provincia durante unos seis meses.12
El constante asedio en las costas, por parte de piratas y corsarios, insertos
en la política expansionista de potencias marítimas emergentes, como Inglaterra,
Holanda y Francia, fue el factor dinamizador externo más importante que
explica la progresiva política de fortificación y defensa en la costa del Lago de
Maracaibo y su Barra, durante el siglo XVII y, sobre todo, el XVIII.
Para proteger la entrada al lago de Maracaibo de las incursiones de los
filibusteros, los españoles construyeron varias fortificaciones, siendo las
principales: el Castillo de San Carlos, construido en 1682 y ampliado
un siglo más tarde por el ingeniero militar Casimiro Isava; el Reducto de
Santa Cruz de Paijana, a la entrada del caño de ese nombre; el Castillo
de Nuestra Señora del Carmen y Santa Rosa de Zapara y los castillos
de Barboza y Bajo Seco en las islas de estos nombres, hoy desaparecidas
estas últimas13.
Aunque pertenecientes a jurisdicciones político-administrativas
diferentes, las Provincia de Mérida y Gobernación de Venezuela debieron
compartir responsabilidades en las tareas de fortificación y expediciones
-
12 Alberto Rodríguez Díaz y Francisco Escamilla Vera. “500 años del nombre de Venezuela”. En Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona, n. 152, 19.04.1999 (Disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/b3w-152.htm).
-
13 Ídem.
defensivas de la costa lacustre marabina, pues se trataba no sólo de una posición
militar, sino también de un dinámico punto de intercambio comercial.
La Real Provisión de la Audiencia de Santa Fe, de fecha 28 de abril de
1643, estaba dirigida a los Gobernadores y Capitanes Generales de las
Provincias de Venezuela y Mérida (...) Comenzaba por historiar las dos
últimas invasiones enemigas a la laguna; la defensa de Gibraltar frente al
inglés (...) Esas incursiones piráticas ocasionaban grandes daños, sobre
todo a la Provincia de Mérida14.
A objeto de poner en práctica las labores de fortificación en el Lago,
los Gobernadores de Venezuela y Mérida estaban obligados a debatir sobre la
defensa y acordar el lugar, disposición y fabricación de castillos y fuertes, lo
cual acarreaba gastos de infraestructura, aprovisionamiento y manutención de
tropas milicianas y veteranas destacadas en la guarnición lacustre, encargadas
de resguardar intereses provinciales comunes frente a un enemigo común. Ello
significaba mancomunar esfuerzos financieros, muchos de ellos provenientes
de las cajas reales, producto de la recaudación fiscal pechada a los actores
económicos de la región.
Los gastos de construcción de la fortificación, así como los de su
dotación, mantenimiento y paga de su guarnición, serían cubiertos
por mitad por ambas Gobernaciones. El costo del fuerte se estimaba
en seis mil pesos, cuya mitad abonaría la Provincia de Venezuela y la
otra parte, o sea tres mil pesos, la pagaría el gobierno de Mérida del
impuesto de sisa. De no haber en las Cajas dinero de ese concepto,
se supliría de cualquier otro haber de Real Hacienda. En la misma
forma se costearía la paga de los sueldos de la guarnición y demás
gastos de dotación del fuerte y se supliría la pólvora y el armamento
necesario. La artillería se tomaría de la que había en San Antonio
de Gibraltar, pero no se llevaría a Maracaibo hasta no estar el fuerte
terminado.15
Por Real Cédula de 6 de junio de 1676, se ordenó se fortifique con
efecto la barra de Maracaibo dándole dotación de infantería y los pertrechos
-
14 Lucas Guillermo Castillo Lara. Ob. Cit. pp. 266-267.
-
15 Ibídem, p. 269.
necesarios para oponerse al enemigo16. Un mes después se le ordenó al Maestre
de Campo17 Jorge de Madureyra Ferreyra, Gobernador y Capitán General de
la Provincia de Mérida y La Grita, comunicarse con el de Venezuela sobre la
fortificación en la laguna de Maracaibo y determinasen todo lo concerniente a
ejecutar al respecto18.
En conjunto, la región andina debió afrontar la defensa común de la
Ciudad y Barra de Maracaibo como una necesidad frente al expansionismo
de potencias marítimas europeas. La ciudad de Trujillo participó activamente
en las expediciones organizadas para la defensa de la Llave marabina. Por tal
motivo, el 1 de octubre de 1697 el gobernador y capitán general de la Provincia
de Mérida, La Grita y ciudad de Maracaibo, Gaspar Mateo de Acosta,
informaba sobre el alistamiento de las milicias trujillanas convocadas por el
Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad. En esta oportunidad salieron de
Trujillo
...ciento y diez y ocho hombres con sus armas a cargo del Maestre de
Campo Don Sancho Brizeño de la Bastidas y Sargento Mayor Jacobo
Fernández Graterol y del Capitán Don Felix Pacheco y entre ellos
muchos de los nobles y mas principales de esa ciudad y haviendose
visto en mi Junta de Guerra de Indias19.
Así, pues, en “Junta de Guerra de Indias” se consideró la necesidad de
fortificar la barra de Maracaibo, dándosele dotación de infantería y pertrechos
para su defensa, con el fin de comerciar con seguridad sus frutos y tener
beneficio de sus haciendas20. Seguidamente, el 31 de diciembre se le encomendó
a la Audiencia de Santa Fe un informe sobre la proposición de nombrar en la
ciudad de Maracaibo a un Teniente con título de Capitán a Guerra, sujeto al
-
16 Documentos para la historia colonial de los Andes Venezolanos. Caracas, 1957, pp. 47-48. Citado por Castillo Lara. Ob. Cit. nota 48, p. 273.
-
17 Denominación de los siglos XVI y XVII, de los oficiales de grado superior que ejercían el mando de varios tercios. También se denominaba maese de campo, y puede asimilarse, no con toda exactitud, al coronel de regimiento, al brigadier o al general de brigada (Cristina Borreguero. Dicc. Cit., p. 210)
-
18 Santiago-Gerardo Suárez. Fortificación..., p.p. 8-9.
-
19 Ibídem, Doc. 56, p. 79
-
20 Ibídem, p. 9
gobernador de la Provincia de Mérida, para la pronta defensa de la importante
llave21. En virtud de ello, se resolvió
...que la ciudad de la Nueva Zamora de la laguna de Maracaibo que es del
Gobierno de la provincia de Venezuela se agregue al de Mérida y la Grita
sería conveniente que la persona que hubiese de gobernarla fuese a provisión
mia con título de Capitán a guerra sujeto al gobernador de la Provincia y que
tuviese experiencia porque el Gobernador de Venezuela nombraba teniente
y este no la tenía y si se agregase haría lo mismo el de Mérida22.
Desde el 10 de junio de 1681 se había ordenado al Gobernador y Capitán
General de la Provincia de Mérida y La Grita, maestre de campo Antonio
de Vergara Ascarate, continuar con las tareas de fortificación en la Barra de
Maracaibo23. Pero, además, para completar la plana mayor, en el Castillo de
la Barra Principal haya un castellano de grado de Sargento Mayor, con sueldo
de cien pesos al mes; y también un Capitán, dividiendo la guarnición de este
Castillo en dos Compañías, para suplir ausencia del gobernador y los otros
Fuertes, de Sapara y Barbosa, a cargo de un Capitán con cuarenta hombres en
cada compañía, al mando del Castellano principal, todos sujetos al gobernador
de la Provincia de Mérida24.
En total, el pie de fuerza en la guarnición del puerto y ciudad de Maracaibo se
estimaba en “doscientos infantes”25, a quienes se le asignaría un sueldo equivalente
a las Compañías de infantería del presidio de Cartagena. Para satisfacer la paga de
sueldos y los trabajos en la fortificación, por mandato real se dispuso
Que en cada millar de cacao de la dicha Provincia de Mérida se cargue
medio real que ha de pagar el vendedor y que de cada res que se vendiere
se cobren dos reales y de cada arroba de tabaco tres reales, y de cada
arroba de azúcar dos reales, y de cada arroba de miel medio real, —
quedando excluidos de la carga impositiva la— harina, carne salada,
queso, manteca y otras cosas menudas26.
-
21 Ibídem, p.p. 9-11
-
22 Ibídem, p. 11.
-
23 Ibídem, pp. 12-16.
-
24 Ibídem, p. 13.
-
25 Ibídem, p. 14.
-
26 Idem.
Para el 16 de mayo de 1688, se solicitó al Gobernador de Mérida y La
Grita un informe sobre el estado militar de las obras de la fuerza principal de
Maracaibo y de lo tocante a las fortalezas de la ciudad. Sin embargo, a partir de
entonces las comunicaciones iban dirigidas al Gobernador y Capitán General
de la provincia de Mérida y la Grita y ciudad de Maracaibo27. El 20 de mayo el
gobernador y capitán general, Maestre de Campo Joseph Cerdeño y Monzón,
quien además era miembro de Caballería de la Orden de Santiago, informaba
haber concluido la mitad de la obra de los cuarteles “para el alojamiento de la
infantería de la fuerza principal en que se incluye el cuerpo de guardia y capilla
para decirles misa”28.
Pero la inversión generada en las obras de fortificación y defensa
comenzó a ocasionar cierto malestar en la máxima autoridad provincial. En
ese tenor, el 24 de junio, Cerdeño y Monzón, en respuesta de la situación
financiera, escribió sobre la falta de medios para mantener la guarnición de los
presidios marabinos y la conveniencia de agregar las Cajas de Mérida a las de
Maracaibo29. Así pues, la falta de medios suficientes en la ciudad de Maracaibo
para la manutención de la guarnición lacustre, generó la necesidad de crear
mecanismos de financiamiento. Para ello el monarca aconsejaba:
se agreguen las cajas de Mérida a las de esa ciudad (Maracaibo) y que el
resto que faltare para cumplir el situado se pague en la ciudad de Santa Fe
(...)he tenido por bien de mandar que todo lo que producen los derechos
del cacao y demás géneros que se impusieron para las fortificaciones de esa
ciudad de Maracaibo y sus castillos se cobren tanto en Maracaibo como en
Mérida y en otra cualquier parte de esa provincia donde se contribuyeren
por los Oficiales de mi Hacienda de esa ciudad de Maracaibo y ellos
pongan tenientes en Mérida para este efecto y que cesen en esto los de la
ciudad de Santa Fe que hasta ahora lo han cobrado30.
El 24 de junio se informó al Presidente de Santa Fe haberse resuelto
que todo lo recaudado por los derechos impuestos para las fortificaciones de
Maracaibo lo cobraran los oficiales reales de dicha ciudad y se recomendó
-
27 Ibidem, Doc. 10, p. 17.
-
28 Ibidem, Doc. 11, p. 18.
-
29 Ibidem, pp. 19-20.
-
30 Ibidem, Doc. 12, p. 19.
nombrar Teniente en Mérida para la ejecución de todo lo relativo a la
recaudación fiscal en esta última31.
A finales de año, el gobernador Cerdeño y Monzón, pasó revista a la guarnición
y levantó una muestra general de armas en Maracaibo y “en las cinco compañías
de milicia se hallaron cuatrocientos hombres y en la de a caballo cincuenta”32.
Sin embargo, los esfuerzos financieros para los gastos de fortificación y,
sobre todo, para el pago de la tropa comenzó a generar cierto descontento en
algunos soldados, debido a la escases de recursos para ello, lo cual reportó, en
ocasiones, las fugas que hasta ahora han hecho los soldados33. Las frecuentes
deserciones en la guarnición de la Barra marabina, obligó a las autoridades
militares a reponer el pie de fuerza en el presidio, cuya solicitud llevó a la
Junta de Guerra ordenar el envío de hasta cincuenta infantes sueltos o en una
compañía34. En otro informe se reportó que
por haber hecho fuga veintinueve infantes y artilleros de la fuerza
principal de esa laguna le fue preciso enviar a ella treinta y tres soldados
que habían quedado en la Compañía de ese presidio y que deseando
aliviarlos del insoportable trabajo que tienen en la dicha fuerza con
la remuda de las compañías milicianas en el ínterin que se asignaba
situado fijo y con noticia de la puntualidad de las pagas hubiese quien
sentase plaza ordeno al capitán Don Manuel de Velasco que es el más
antiguo de la milicia de esa ciudad35.
A finales del siglo XVIII, aumentó el asedio de las potencias marítimas
enemigas de España, pero al mismo tiempo, aumentaba la importancia de la
Barra y la ciudad de Maracaibo como cabeza de Provincia. Paralelamente, la
ciudad de Mérida fue perdiendo el rango político y militar en la región, a causa
de las medidas de carácter militar y hacendístico adoptadas alrededor de la
-
31 Ibidem, pp. 20-22.
-
32 Ibidem, Doc. 14, p. 22.
-
33 Ibidem, p. 20.
-
34 Ibidem, Doc. 16, p. 24.
-
35 A la ciudad de Maracaibo avisándole lo que se previene al Gobernador de aquella Provinciaen orden al mayor alivio de las compañías milicianas y aprobando a aquel Cabildo el haber obedecido la orden que dio dicho Gobernador sobre que éstas fuesen a remudar las de aquel presidio. Madrid, 12 de diciembre de 1689. (Santiago-Gerardo Suárez. Ob. Cit. pp. 33-34).
estratégica ciudad lacustre y después la agregación de Maracaibo a la Provincia
de Mérida y el traslado de hecho de la capitalidad de esta Gobernación a la
ciudad marabina36.Tal proceso se concretó con la creación de la Provincia de
Maracaibo, adscrita a la Capitanía General de Venezuela a partir de 1777.
Al año siguiente, el 6 de julio 1778 el brigadier de infantería Agustín
Crame presentó el Plan de Defensa para la Provincia de Maracaibo37, cuyo
objetivo estaba dirigido a continuar con la política de “pacificación” contra
los Motilones, en lo interno, así como resguardar la costa lacustre y región
adyacente al Lago de cualquier tentativa de invasión extranjera. Diez años
mas tarde, en cuanto al primer objetivo militar, expresaba el gobernador de
Maracaibo:
En el de Crame se asienta que la ruina de esta Provincia proviene de las
irrupciones de los Motilones. En el discursivo del Governador Capitán
expresa haver cesado esta causa con el logro de la Pacificación (...) Al
capítulo 5 digo que sin embargo de que solo contaba Crame con 3
compañías de Tropa veterana (Sic). En el día hay otra, 4 aumentada la
última el año 1780 con el fin de la reducción de Motilones. 50 Artilleros
Milicianos y Compañías de Fusileros de igual clase de Blancos y pardos
1 de a 100 hombres que deben estar disciplinados38.
En cuanto al segundo objetivo, se planteaba un escenario dominado por
la influencia inglesa no sólo como amenaza a las llaves del sistema defensivo
novohispano, sino también como aliado en las conspiraciones criollas en
ascendente efervescencia en América. Por ello, al plantearse las medidas
preventivas en materia defensiva a las autoridades provinciales y virreinales,
Crame escribió en 1780:
La América vá a ser el principal teatro de la guerra en la Campaña
próxima que según todas las apariencias será mas decisiva que la pasada.
A vista de los grandes preparativos de las demás potencias en especial
de la Inglaterra39.
-
36 Lucas Castillo Lara. Ob. Cit., p. 273.
-
37 Santiago-Gerardo Suárez. Fortificación... Doc., 116, pp. 312-318.
-
38 Santiago-Gerardo Suárez. Ob. Cit., p. 388.
-
39 Ibidem, p. 330.
En el plan de defensa de Crame la región andino-marabina era
considerada no sólo una importante área de producción e intercambio
comercial, sino además un espacio geopolítico clave en el ajedrez defensivo
de España en esta parte de la América meridional. Como región fronteriza,
la actividad comercial en sus puertos requería de condiciones mínimas de
seguridad y defensa, propicias para contrarrestar el contrabando y proteger las
embarcaciones de agresiones externas.
Hasta los llanos hasta cerca de Mérida y Trujillo todas las tierras de las
inmediaciones de estas villas son montañosas o serranías y así grande frio
estremoso y se cojen las mas ricas producciones La Grita los Quiriquires
(...) Zulia, El Catatumbo y sobre todo jibraltar son los proveedores de
estas costas del mar en maíz cacao papelones añil azúcar y platanos (...).
Esta disposición de terreno hacen a esta Provincia como llave de interior
de las restantes de toda esta Capitanía General y hasta del Virreinato
de Santa Fe motivo por el qual se debe poner una especial vigilancia en
su fortificación y Guarniciones quitándole los padrastos que hubiere40.
A pesar de la insistencia en proseguir las tareas de fortificación y defensa en
la región andino-lacustre, y particularmente en la Barra del Lago, las autoridades
metropolitanas comenzaron a desconfiar de sus súbditos milicianos en América,
sobre todo, cuando en 1781 un grupo de pobladores insurgentes decidieron
nombrar capitanes y oficiales de Milicia, en abierta actitud de insubordinación
contra los funcionarios reales, más no contra el Monarca, durante la revuelta
comunera. Probablemente, ello explique porqué José de Gálvez, en oficio del 12
de julio de 1783, aconsejó al Intendente Ábalos no crear en Maracaibo cuatro
compañías milicianas propuestas por el brigadier Crame41.
En la última década de la décimo octava centuria el ingeniero militar
Francisco Jacott informaba sobre el estado de la fortificación en la Provincia
de Maracaibo:
Estado actual de las fortificaciones de esta provincia, y las disposiciones
de defensa que advierto (...)Esta Provincia a mi corto entender es
importantísima por su disposición, Abundancia de viveres, Laguna,
Canales, y por los muchos y crecidos Rios que se internan hasta lo
-
40 Ibídem, p. 384.
-
41 Ibídem, doc. 132, p. 341.
interior de la Capitanía y sus Provincias dependientes a el Virreynato
de Santa Fe por los Rios de San Faustino, Catatumbo, y Escalante lo
que puede llamar la atención a cualquiera Nacion extranjera (...) Los
inteligentes siempre se han fiado en su Barra, y Tablazo, y con todo
no se libro en el año 678 fuese pasada a cuchillo la Guarnición de sus
Castillos, y saqueadas las ciudades de Maracaibo, Truxillo y Gibraltar,
por los piratas de la Tortuga42.
Es importante destacar que las labores de fortificación y defensa en la
ciudad de Maracaibo, tanto en inversión en infraestructura como en alistamiento
y aprovisionamiento de tropas constituyó una constante preocupación
de las autoridades político-militares de la región andina. Su creciente valor
geo-estratégico fue determinante en los cambios político administrativos
de la otrora Provincia de Mérida y La Grita y explica, en buena medida, la
controversia entre la élite político-militar merideña y la élite marabina por el
control del comercio lacustre, incluso por el territorio merideño al sur del Lago
y, particularmente, del puerto de Gibraltar por donde salían las mercancías y
productos de la región objeto de estudio.
2. Conclusiones
El proceso formativo de las instituciones militares en los Andes
venezolanos a partir de la segunda mitad del siglo XVI, tuvo como centro
de epicentro a la ciudad de Mérida, cuyo espacio geo-histórico irradió hacia
un área de influencia significativa en el tablero defensivo del ejército español
en la región estudiada. Dicha área o campo de acción operacional abarcó
un circuito militar que interrelacionaba componentes armados de Mérida,
Trujillo, San Cristóbal, La Grita, Maracaibo, e incluso, el piedemonte barinés,
en planes conjuntos de defensa y acciones represivas contra movimientos
insurreccionales. Así, desde la “ciudad de los caballeros”, se inició un proceso
de concentración y expansión político-militar y religioso de suma importancia
para comprender la historia militar de Venezuela.
42 Escrito del ingeniero militar Francisco Jacott a Don Miguel Marmión, sobre el estado de la
fortificación y defensa de Maracaibo. San Carlos, 15 de junio de 1793. (Ibídem, Doc. 156, p.
447).
Podríamos resaltar, tal como se desprende de las fuentes consultadas,
la articulación entre sistema defensivo y circuito comercial como factor
determinante, considerando a Cartagena y Maracaibo como “Llaves”
estratégicas para la entrada y salida de productos, así como fortificaciones
claves dentro del cuadro de seguridad y defensa de la región andina venezolana,
donde las instituciones militares de la región se formaron insertas en un teatro
de operaciones defensivas y comerciales estrechamente relacionadas.
En medio de un dinámico escenario de permanente conflicto
internacional, generado por los intereses de potencias europeas, se destacaron
las labores de fortificación y defensa en la barra de Maracaibo, lo cual recayó
en la gobernación y capitanía de la provincia de Mérida y La Grita, tanto
en inversión en infraestructura como en alistamiento y aprovisionamiento
de tropas, constituyéndose en una constante preocupación de las autoridades
político-militares de la región andina. Su creciente valor geo-estratégico
fue determinante en los cambios político-militares y administrativos de la
otrora Provincia de Mérida, La Grita y Ciudad de Maracaibo (Provincia de
Maracaibo a partir de 1777) y explica, en buena medida, la controversia entre
la élite político-militar merideña y la élite marabina por el control del comercio
lacustre, incluso por el territorio merideño al sur del Lago y, particularmente,
del puerto de Gibraltar por donde salían las mercancías y productos de la
región objeto de estudio.
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